tus convicciones (si insistes), pero deja que los demás tengan las suyas propias. Sé tolerante. Ocúpate de tus cosas y deja que los demás se ocupen de las suyas”. También expresa este punto de vista al instarnos a ser siempre positivos, si es necesario dogmáticamente positivos, pero evitando ser negativos. “Defiende lo que crees”, se nos dice, “pero no hables en contra de lo que creen otros”. Quienes sostienen esto se han olvidado de los deberes del presbítero-obispo: “animar a otros con enseñanza
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